Cuando camino por esa linea que divide el enojo de la tristeza generalmente prefiero pasarme al lado del enojo, aunque no siempre me sale bien y termino nadando entre la oscuridad de mis pensamientos mas penosos.
Las cosas suelen ser tan fragiles como un castillo de naipes, cuesta horrores construirlos, pero con un simple suspiro se derrumba dejandote con las cenizas de lo que alguna vez fue.
Creo que todavía soy inmaduro y hasta demasiado soñador en ciertas cuestiones, inmaduro porque hace poco empecé a creer, antes no construía castillos, dejaba que la otra persona los construya y hasta los derrumbaba por diversión llegado el momento. Pero todo vuelve en la vida, no?
Todavía no me termino de conocer. Espero, poco a poco, ir descubriendome...
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